Don Johnson de fiesta por Marbella
Con un atuendo más acorde y menos floreado que el que lucía capítulo sí, capítulo también en la serie 'Corrupción en Miami' el actor Don Johnson se ha sumado este fin de semana a la lista de famosos que están recalando en Marbella este verano. El ex marido de Melanie Griffith acudió el sábado por la noche a la fiesta de cumpleaños de Rolf Anderson, una de las tantas fortunas que han elegido la Milla de Oro como escenario de su segunda residencia y de sus fiestas exclusivas.
Con un bronceado uniforme y un aspecto, si me apuran, hasta juvenil pese a sus 56 años, Johnson disfrutó de la velada, organizada en el lujoso hotel Marbella Club y a la que estuvieron invitadas alrededor de medio centenar de personas con pocos problemas para llegar a final de mes, a juzgar por las imágenes. Cuentan, por si les interesa el dato, que llegó acompañado de Ute Ohoven, embajadora de la Unesco que también engrosó la lista de comensales de la selecta cena de aniversario, y de la hija de ésta y que departió amigablemente con todo el que se colocó a su lado. Todo un caballero que sorprendió a propios y a extraños con su inesperado desembarco en la Costa del Sol.
Que se sepa, hace casi diez años que Don no ponía un pie en la ciudad, donde -casualidades de la vida- su ex mujer suele pasar largas temporadas con su marido, Antonio Banderas, en el chalé La Gaviota, y donde, casualidades de la vida también, este año no ha recalado por problemas de salud. La última vez que se le vio, o más bien se le intuyó, por la Costa del Sol fue en el verano de 1998, cuando eligió el Mediterráneo para decidir si engordaba su flota de medios de transporte con un yate, quizá en un ataque de morriña de sus paseos en la borda acompañado de su media naranja en la serie ochentera.
Esta vez la visita del que fuera en la pequeña pantalla el agente Sonny Crockett, siempre en medio de todos los fregados como justiciero contra las corruptelas (me abstengo de hacer paralelismos con Marbella, que hay que dejarlo estar), sí ha sido inmortalizada por los medios de comunicación, que aplauden la llegada de famosos de renombre para disparar sus flashes.
Fuente: Diario Sur
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